domingo, 6 de julio de 2008

POR EL CHORI Y EL VINO - Por Pablo Alabarces


En un célebre y maravilloso trabajo que tiene ya más de treinta años, el historiador inglés y marxista Edward Palmer Thompson se preguntaba las razones por las que los pobres se sublevan. La respuesta inmediata, decía Thompson, es porque tienen hambre: pero esa respuesta es suficiente sólo cuando se sublevan los hambrientos, y no cuando los hambrientos no se sublevan o los que se sublevan no están hambrientos. Cualquiera de esas condiciones puede ser pensada en la Argentina: ese dato incomparable de la Córdoba de 1969, cuando los obreros insurrectos eran los mejores pagos del país, o esta misma revuelta agraria modelo 2008, encabezada por la panza sin culpas de De Angeli o la chetidad (¿o será cheteza?) incontrastable de Miguens. Ambos son ejemplos de la insurreción sin hambre; la aquiescencia de las clases populares con el modelo menemista de explotación hasta 1994 –cuando aparecen los primeros piquetes– lo es de su contrario. Para Thompson, la cantidad de hambrunas sufridas en silencio por los pobres del mundo es con largueza signo de que el hambre no justifica, por sí sola, la insurrección.

En ese artículo, “La economía moral de la multitud”, Thompson analiza las revueltas ocurridas a finales del siglo XVIII en Inglaterra, un momento en el que el alto precio del grano en los mercados internacionales llevó a que los productores acapararan el cereal y evitaran enviarlo al mercado interno para así obtener las pingües ganancias del comercio exterior –y este largo párrafo no precisa subrayar la semejanza con la Argentina contemporánea. La carestía subsiguiente generó amotinamientos y saqueos contra productores y acopiadores, a los que responsabilizaban con justa razón del hambre popular. La intervención de las autoridades, locales o nacionales, fue oscilante: a veces represiva –el pánico contra las revueltas “jacobinas” luego de la Revolución Francesa era importante–, a veces paternalista, obligando a los acopiadores a entregar grano. Lo que estaba en juego, lo que se disputaba, era el nuevo predominio ideológico del liberalismo económico –Adam Smith estaba en la cresta de la ola– frente al viejo paternalismo que protegía a los pobres (para evitar que se sublevaran, justamente): a esto llamaba Thompson la “economía moral de la multitud”, esas pautas no escritas, no demasiado políticas, fundamentalmente éticas, pero plenas de lógica y productoras de prácticas populares. El motín no era una reacción espasmódica motivada por el hambre: se trataba de decisiones racionales, basadas en la inteligencia y en la experiencia.

Esta larguísima introducción no pretende ser una incitación al contramotín rural: por ejemplo, a que los explotados y maltratados peones de Miguens se subleven contra su ilustre patrón reclamándole parte de sus enormes ganancias. No sería mala idea, pero no depende de mí (y los peones no leen este diario, ni siquiera por una internet a la que no acceden). Lo que quiero discutir es la insistencia con la que en la Argentina se califica toda acción popular como clientelística o salvaje, contrapuesta a la acción de las clases medias y altas, que se define como virtuosa, racional y libre. Esto me apareció siempre como evidente en las discusiones sobre la violencia futbolística: mientras periodistas y políticos se llenaban la boca con las bestias y los inadaptados, cualquier indagación seria descubría lógicas y moralidades implacables –discutibles e incompartibles, pero implacables– que se llaman “aguante”. Y bien: desde las elecciones de 2007, cuando Carrió lideró este movimiento de retorno al primitivismo interpretativo, a los pobres los traen y los llevan, los compran y los venden, mientras que “la gente” va y viene, y muestra orgullosa carteles que afirman “nadie me pagó”. A estas alturas del partido, de las ciencias sociales y de la historia política argentina, hemos regresado a un estatuto según el cual nuestras clases populares son esclavas de sus deseos primarios: con un pancho y una coca –un choripán y un vino, una mina y unos mangos, escojan la versión preferida– podemos arrear multitudes.

Y esto no es imaginación calenturienta ni peronismo anacrónico, ni mucho menos el retorno del viejo “vox populi, vox dei” o “el pueblo nunca se equivoca”. Los pueblos se mandan unas macanas de órdago, cometen errores increíbles que para colmo repiten, votan alegremente a sus explotadores. Pero lo que es intolerable es pensar que eso se debe a la simplicidad de sus mentes primitivas, capturadas en los lazos clientelares. La complejidad de la acción popular exige al analista, al periodista, al político, atención, humildad y respeto. El sábado, en el cierre del debate de Diputados, el movilero de TN describía a los grupos ruralistas –“venidos de…”– y a los peronistas –“traídos desde…”. Ese señor es un ignorante y un irrespetuoso. Debería, y es obvio que no es el único, leer a Thompson.

jueves, 3 de julio de 2008

La mirada mapuche sobre el 'campo'



Queremos manifestar nuestra mirada, nuestra postura a la sociedad toldense y tambien explicar a nuestros lagmen, hermanos/as que aun no se reconocen como mapuches, cuál es el pensamiento de nuestros Antiguos, cuál es nuestra creencia sobre la tierra- territorio.
Nosotros vivimos en este espacio territorial, como parte de todas las vidas que existen en este planeta. No ejercemos dominación sobre ellas, ni sobre la tierra, ni sobre el espacio azul, ni sobre las aguas, ni sobre los vientos, ni sobre el fuego... Convivimos en una relación de reciprocidad en igualdad en jerarquía de valor.
NO explotamos los recursos naturales, porque seria explotar a nuestra propia madre. La tierra y el territorio no es un bien de cambio ni de uso. De ella comemos, de ella nos curamos, de ellos vivimos.
Hace menos de 10 años nos estamos enfermando con el uso de glifosato, la tierra se está empobreciendo, lastimando, las especies medicinales han muerto, más de 150 especies de plantas medicinales han muerto por su uso. La diversidad biológica está en riesgo y así nuestra vida.
Nos manifestamos en contra de la lógica mezquina y avara de los chacareros y estancieros. No es justo que la sociedad argentina se vea privada de alimentos básicos, para que unos pocos se enriquezcan a costa de la vida de la tierra y de propia nuestra vida.
En Los Toldos, todos sabemos de qué modos estos chacareros y estancieros se han apropiado de nuestras tierras y nuestros campos.
Sabemos de las presiones que estos grupos han realizado sobre los peones de campo, sobre los trabajadores de los comercios, para ir a apoyar la chocolateada y el tractorazo, repudiamos toda forma de violencia simbólica sobre nuestros hermanos y sobre los toldenses.
Que nadie se haga el distraído, que el tiempo de la moreneidad aun tiene dignidad. Lucha por la cosecha de la verdad.
POR LA DEFENSA DE TODAS LAS VIDAS
NO A LA SOJA TRANSGENICA
Asoc. Mapuche EPU BAFKEH (epulafken)

jueves, 26 de junio de 2008

DOLINA, EL CAMPO Y EL VIEJO ODIO AL PERONISMO





"El del campo evidentemente es un problema sobredimensionado – dice –, que ha sido superado por otro asunto, y no es tan complicado de entender. Usted lo escucha a De Angeli y se da cuenta de que es uno de los mentores del pensamiento que hay detrás. Yo no veo mal que él defienda al campo, discrepo absoluta y terminantemente con él, pero no me parece mal. Ahora, que tengamos ocho o diez intervenciones por día de De Angeli me parece peligroso. Pero eso es la noticia. El punto central es el viejo odio al peronismo. Esto no es más que un episodio cualquiera que desata una cuestión sustantiva que se adjetiva a lo largo de la historia de distinta manera; en este caso se adjetivó con este conflicto: 'Estoy con el campo' pone un taxista en la luneta trasera del auto. Uno se imagina que debe ser ingeniero agrónomo, pero no, y no está con el campo.El cartel, en realidad dice: 'Soy antiperonista'.
Y peor todavía, hay muchos tipos que se suben al reclamo del campo para reclamarle al Gobierno otras cuestiones; el tipo que salió a cacerolear o el que escribió 'volvé, Videla' estaban esperando que alguna especie de estallido viniera a justificar su manera de sentir. Nadie opina con inteligencia, y muchas veces la inteligencia, antes que nada atenúa el encono."

sábado, 21 de junio de 2008

La política en manos de la oposición mediática


Por Nicolás Casullo

Se habita un tiempo donde lo mediático roba casi todo lo real de la realidad. La carencia de ideas y programáticas de una oposición política no constituida definidamente, provoca que esta ausencia haya sido reemplazada, cooptada, tal vez casi de manera definitiva, por la lógica de la información de masas (movilero, locutor, entrevistador, periodista analista). Una lógica mucho más eficaz, y con sello de época, en la trama de la sociedad, donde los medios en su “no hacer política” hacen la sustancial política diaria que confirmaría la imprescindible muerte de la política, dejada atrás como lo zángano y corrupto en la vida de los argentinos.

Una lógica periodística del slogan, de la frase compactadora, del título fuerte, del copete “síntesis”, del dato gancho, del impacto efectista, del hallazgo ocurrente, del reduccionismo de corte publicitario “en tres palabras”. Una lógica de la trasmisión diaria en cadena de todos los informativos. Una lógica mediática bandolera, cuyo oficio totalizante ha devenido desvalijar los hechos centrales, quitar del medio los sentidos que importarían ver debajo de la hojarasca, sustraer los significados. Cumplir entonces puntillosamente el repertorio conservador, reactivo y antipolítico del statu quo permanente, mientras se almuerza con Mirtha Legrand: un sentido común esparcido, siempre logrado, que el dominio entre bambalinas del país y las apetencias del mercado capitalista necesitan para explicar el mundo. Todo se “compra”, todo se “vende”. Por lo tanto lo único cierto es “el mercado”. La mercancía informativa expone un supuesto mundo a su imagen y semejanza, como lógica que rotula y marca tecno-masivamente a la ciudadanía.

Ejemplo uno de atraco mediático. La Presidenta dijo en la Plaza: “desde una corporación, cuatro personas a las que nadie votó, a las que nadie eligió, se reunían, deliberaban, decidían y comunicaban al resto de los argentinos quién podía andar por las rutas del país y quién no”, significando que ningún sector o instancia civil puede asumirse ese poder, salvo el Estado y el gobierno elegido por voto, que puede plantearse esa acción interruptora bajo conmoción o conflicto grave interno y externo, o en circunstancias excepcionales de un orden amenazado. Los grandes medios gráficos, radiales e informativos concentrados, transformaron sin embargo inmediatamente esa frase sobre los representantes del agro, en: “cuatro personas a las que nadie votó”, como si la Presidenta ignorase algo que sabe hasta el menos avezado de los ciudadanos: que efectivamente fueron votados, gremialmente, para gobernar las normales tareas de cada asociación. Pues bien, sobre esa falacia extrema de poda mediática, se montó el mayor sintagma explicativo de las últimas 72 horas para recalentar las aguas del conflicto.

Ejemplo dos de sustracción mediática. Durante estos cien días y pico de dura protesta que planteó el lockout agrario, un acontecimiento extraordinario superó al resto de las noticias, de los datos, cifras, diferencias y voces. Y ese suceso fue el corte de rutas o tractorazos permanentes que asolaron el país, lo desabastecieron de alimentos, suministros y libre paso de la gente, hasta alcanzar grados de caos y de sociedad “en abismo”. Pues bien, en todo este lapso no hubo ni varios programas, ni los necesarios, ni un solo programa (desde los medios de masas más concentrados y de buena audiencia) que se haya dedicado exclusiva y totalmente a tratar, señalar, reflexionar y condenar con pelos, argumentos, señales, voces y comentaristas esta producción reaccionaria sobre la escena nacional: el país cautivo por los “buenazos mateadores” de las banquinas. Por el contrario, el accionar mediático provocó una inmensa platea social, para la cual ese dato vertebral y nocivo a una institucionalidad democrática con su régimen de partidos, fue absolutamente naturalizado, neutralizado, aceptado, velado en los reales sentidos que portaba de violencia, autoritarismo y brutalidad anticomunitaria.

Qué te digo cuando te digo

Tanto uno como otro ejemplo de manipulación mediática (entre otros) que involucran nada menos que la palabra presidencial y la operatoria anticiudadana mayor de estos tres meses, grafican claramente el estado mental y de conciencia de gran parte de los argentinos, en cuanto a saber de qué se tratan las cosas, que está sucediendo en su país, qué está en juego en los desacuerdos, y qué representan los diversos actores de la escena.

Puede decirse entonces, como perspectiva de comprensión de la crisis nacional, que la posibilidad de avance hoy de un gobierno democrático institucional (que se autoidentifique con amplios sectores populares sufriendo distintos grados de injusticia y postergación de sus derechos sociales) pasa también y de manera cada vez más acuciante por una instancia de desmontar diariamente un orden que cuenta las cosas (para la probabilidad de modificar tales cosas).

Una contienda que sin duda no remite a ninguna Secretaría de Cultura ni a un Ministerio de ciencia pensado casi exclusivamente para la tecnoindustria, sino que remite a la pura política actuando culturalmente, en estado de constante actualización de sus concepciones de masas, hacia las masas y con las masas. Teniendo en cuenta que la disputa neurálgica en nuestra democracia –en un mundo como el actual bajo dinámica transcultural de derecha– es quebrar constantemente disposiciones interpretativas dominantes. Querellar un orden de los imaginarios en cada coyuntura. Expropiar dimensiones simbólicas de masas educadas y formadas por los propios adn del sistema de alienación en su edad audiovisual expandida. Compenetrarse del clásico, y para algunos superado, tema de las ideologías y de las clases sociales, tal cual enseñaban los libros marxistas tan vendidos en la calle Corrientes años atrás.

En la Argentina de estos días se evidencia que el debate por los significados es una lucha comunicacional de masas donde se juega suerte y destino de cada política. Algo similar sucede en América latina. La época democrático popular y todas las izquierdas necesitan un nuevo ensayismo de análisis y de masas cotidiano, que amalgame herencia de sociólogos, de periodistas, de nietos de Jauretche, de intelectuales y cuadros políticos que digan y disputen palmo a palmo conciencias ciudadanas demasiado golpeadas y desorientadas en la última década. Desenredar a las palabras del astuto pastiche mediático de cada jornada. Tratar de llevarlas a un sitio donde les dé de vuelta el aire y las refresque.

Hoy esas palabras, y las definiciones que componen, no muestran. Esconden. Cuando en la “gran radio y la gran TV” se dice tan ecuménicamente “dialogar” se está diciendo en realidad quitar las retenciones. Y cuando se dice pastoralmente “pacificar”, o “buscar la unión de todos los argentinos”, se dice también y solamente quitar las retenciones. Y cuando se hace referencia a un Parlamento con mayoría oficialista por una cuestión de votos, se dice “escribanía para la firma”, “mano de yeso”, o se postula como nueva “calidad democrática” una increíble cámara de legisladores desagregada en “cientos de posturas” cada una por su lado como “las miles de historia de la ciudad de San Francisco” protagonizada por Karl Malden en los ’70.

La “objetividad” mediática

Los medios de comunicación imponen su bestial “diagrama institucional” bajo una horma de mercado que hoy reina soberana. Implantan su matriz de acuerdo a la programación emisora, su valor de lo que sería democracia, la virtud de un votante apolítico que en realidad no debe saber ni siquiera a quiénes elige cuando elige, porque debería votar átomos “libres” de compromisos partidarios. En esa misma dimensión mediática y formativa del espíritu (como dirían los idealistas alemanes del XIX) se organiza un mensaje a repetición con muy pocas variaciones: los gobernadores e intendentes que estructuran la política son todos “rehenes o secuaces de la chequera”, las concentraciones populares son “mercenarios a cincuenta o cien pesos por cabeza”, el Estado de nuestra democracia “una máquina que le está metiendo las manos en los bolsillos a usted señor oyente todos los días”, la adhesión de Hebe de Bonafini a Cristina Fernández “cinco palos puestos sobre la mesa”, y la Presidenta “una secretaria de Kirchner”.

Se asiste diariamente a la desmembración ideológica de lo democrático desde la absoluta irresponsabilidad de los dueños del mensaje, una suerte de aquelarre mediático disolvente de todo valor, y donde no existe propuesta alternativa ni referente ni el menor asombro ante cualquier cosa: estadio societal plausible de ser simbolizado con la pregunta con que Marcelo Bonelli inicia su entrevista con Elisa Carrió la semana pasada en A dos voces de TN: “¿Y doctora, el Gobierno sigue robando?”. O el comentario de un periodista de Radio Mitre a la tarde, Marcelo Moreno, que luego de una entrevista que me hace un programa, de escuchar mis reflexiones críticas al agro, y de cortar la comunicación, cerró el reportaje diciendo al aire: “cuando escucho a este tipo de intelectuales tengo ganas de vomitar”.

Es indudable que en el campo de la contienda política por el significado de los hechos, y sus consecuencias, es donde el Gobierno viene perdiendo terreno en manos de un poder que desgasta, desvaloriza, deslegitima, sin dar cuenta de sus emisiones y sin que nadie le pida cuentas políticas de sus responsabilidades e intereses en los marcos del conflicto. Más allá de sus errores, que los tiene abundantes en la crisis del agro, ése es el dato del presente democrático argentino: si el Gobierno no asume este desafío con el despliegue de todos sus recursos humanos, su proyecto democrático carece de la consistencia persuasiva que la época exige.

PAGINA 12- SÁBADO 21 DE JUNIO DE 2008

domingo, 15 de junio de 2008

EL DESAFIO DE TOLERAR LA VERDAD




EL DESAFIO DE TOLERAR LA VERDAD


Me pareció un aporte interesantísimo la infografía de La Nación, del 10 de junio, en la cual se contabilizan las palabras del discurso de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Pero a esos globitos le faltaría una interpretación. Si bien yo no soy un especialista, me parece prudente aclararlo, se puede efectuar una interpretación de esos datos desde una perspectiva similar a la del método ADL, el Algorritmo David Liberman, que fue elaborado por el Doctor David Maldavsky, en honor a su maestro y mentor David Liberman.
La palabra más citada fue “argentinos”, con 30 menciones; seguida por “días” con 12. Una primera lectura, el problema y el discurso presidencial es de todos y para todos los argentinos y es un asunto urgido y marcado por su contexto temporal, es un asunto de “días” argentinos, meses argentinos.
Le siguen a éstas, la redistribución / redistribuir con 9, citada en igual cantidad de veces que la palabra “Ingreso”. Casualmente el eje del discurso y del planteo del gobierno, se basó en remarcar la forma en la que se distribuye el ingreso de los argentinos. ¿Quién lo hace, digo quien distribuye? En el contexto el discurso aludió 7 veces a la palabra “Sector”, y a éste le habría pedido 4 veces “responsabilidad” ante su “rentabilidad”, también citada 4 veces. Lo que el discurso deja en claro es que la redistribución de las riquezas (palabra que no se usó nunca) le corresponde a la “Presidenta”, palabra que figura en 6 oportunidades, y es ella quien distribuye a “ustedes” 6 veces; a los “compatriotas”, “municipios” y “hospitales”, todos ellos con 4 menciones, y también a las “provincias”, con 3 menciones, “amigos” con 2 menciones y “amigas” con 1 cita.
El texto fue muy equilibrado y evidenció una simetría entre el mensaje global y su disociación por recurrencia a términos. Hay pocos guiños en contra de la intención manifiesta de la Mandataria. Se encontró claramente dirigido a marcar el espacio que tiene lo “social”, usada 8 veces; la “crisis” –con 5 menciones-; la “pobreza”, como resultante de la misma, con 4 citas. “Problemas” aparece 3 veces, al igual que “caminos”, y podemos decir que quien construye una solución construye caminos para ello.
En un juego azaroso, podríamos arriesgar que el mensaje no sería otro que: para los argentinos, en estos días, el ingreso debe ser redistribuido, priorizando lo social, así lo estima la Presidenta, para ustedes, no solo para los de un sector, sino para todos los compatriotas.
A ver si nos entendemos, durante estos días se dijeron en varios lados apreciaciones de todo tipo sobre los “anuncios” de la Presidenta Cristina Fernández, repito sobre los “anuncios” del PEN, poco se dijo sobre el discurso. Este espacio que aquí dedicamos precisamente es un ejercicio reflexivo sobre el “discurso”, sobre el metamensaje y la estructura interna del mismo. Incluso para los que estén en contra de los anuncios, lo que queda en evidencia a partir del método ADL, es que el texto se caracteriza por un equilibrio interno entre el mensaje global y su disociación en partes.
Le sugerimos a cualquiera de ustedes, amigos de todos los días, que tomen el discurso de alguno de los dirigentes agrarios, cualquiera, el que les guste más o el que les guste menos, y efectúen el mismo trabajo, cuenten las palabras disparadoras, y contrástelas con el mensaje global del mismo. Tolerar la verdad a veces es todo un desafío.
Fuente: informereservado. com

domingo, 4 de mayo de 2008

Sociedad del conocimiento (por Horacio Verbitsky)

Sociedad del conocimiento

Tanto en los cortes de rutas como en las negociaciones con el gobierno participan la Sociedad Rural, la Federación Agraria, Coninagro y Confederaciones Rurales. Otros actores muy activos han eludido la exposición pública. Los más notables son la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (AAPRESID), la transnacional agroquímica Monsanto, el Partido Comunista Revolucionario (PCR) y las empresas editoras de los diarios Clarín y La Nación. AAPRESID se define como una ONG propia de la sociedad del conocimiento, preocupada por la ética, la conservación del medio ambiente y la responsabilidad empresaria. Nuclea a 1.500 productores, pero también a las principales empresas de la cadena agroalimentaria, entre ellas las grandes exportadoras y las productoras y comercializadoras de semillas modificadas por métodos genéticos y de los insumos que se emplean para su cultivo, entre ellos los agrotóxicos, como Monsanto, Syngenta, Bayer, YPF Fertilizantes o Nidera. Su objetivo es difundir el método de la siembra directa en el que la Argentina ya es líder mundial, con 70 por ciento de la superficie agrícola trabajada de ese modo, contra 6 por ciento en el mundo. Desde aquí, la soja transgénica se extendió a los países vecinos lo cual obligó a Brasil a levantar una prohibición que se había vuelto de cumplimiento imposible. Cuando enumera los beneficios de ese sistema, AAPRESID sostiene que no requiere arar la tierra y permite sembrar sobre el rastrojo, lo cual aumenta la productividad, mejora la fertilidad, conserva recursos hídricos y combustible, reduce la emisión de carbono y mejora la calidad del agua. No es ésa la lectura de investigadores internacionales de primer nivel, como la periodista francesa Marie-Monique Robin; de asociaciones ecologistas como el Grupo de Reflexión Rural o la Red Nacional de Acción Ecologista, y de entidades de agricultores de verdad pequeños y/o de pueblos originarios. Todos ellos denuncian la erosión de los suelos que produce ese sistema y las gravísimas consecuencias para la salud humana y animal de las fumigaciones con glifosato que forman parte inseparable del paquete tecnológico que impulsa AAPRESID, sin hablar de las deforestaciones que aceleran el cambio climático y fuerzan el éxodo de los pobladores ancestrales de esas tierras. En su reciente best-seller “El mundo según Monsanto”, Robin reproduce una entrevista con el médico entrerriano Darío Gianfelici, quien afirma que con varios colegas constató un aumento muy significativo de anomalías de la fecundidad, como los abortos espontáneos, las muertes fetales precoces, las disfunciones de la tiroides y del aparato respiratorio, de las funciones renales o endocrinas, de enfermedades hepáticas y dermatológicas o de problemas oculares graves. También advirtió sobre “los efectos que pueden tener los residuos de Roundup [la marca comercial del glifosato de Monsanto] que ingieren los consumidores de soja”. Algunos de sus componentes son perturbadores endocrinos. En la región ha habido un número importante de casos de nenes que nacen sin uno o ambos testículos o cuya uretra no llega al final del pene y de nenas que comienzan a menstruar a los tres años.

“Medidas inconstitucionales”

AAPRESID declaró su apoyo “incondicional” al lockout contra las “medidas inconstitucionales del gobierno” y convocó a toda “la comunidad” a participar. Antes de entregar el cargo a su sucesor, el experto en biocombustibles Gastón Fernández Palma, su ex presidente Jorge Romagnoli advirtió que las políticas oficiales tendrían “un dramático desenlace”. Dijo que obedecían a “una gran ignorancia” del gobierno, y las calificó como “anti-desarrollo, anti-progreso, anti-crecimiento” porque se tiende a “igualar para abajo”. Ante una consulta para esta nota el director de Relaciones Públicas y Gubernamentales de Monsanto, Federico Ovejero dijo que la multinacional sólo hablaría a través de “las Cámaras que nos representan”. Ellas son la Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (Casafe) y las asociaciones de Semilleros (ASA), de Cámaras de Tecnología Agropecuaria (ACTA) y de Productores de Maíz (Maizar). Para ACTA, el aumento de las retenciones es una confiscación de la rentabilidad del productor agropecuario, que afectará la futura competitividad del agro argentino que sólo quiere “trabajar con dignidad y contribuir al genuino progreso y bienestar de nuestra patria”. ASA apoyó “la lucha desigual y ejemplificadora, de los productores agropecuarios por sus derechos a producir, disponer libremente de su producción, defender su propiedad y vivir con la dignidad que es propia de su estilo de vida”. Según MAIZAR las retenciones tienen un efecto distorsivo sobre la actividad agroindustrial y tendrán un resultado negativo.

Con una retórica revolucionaria, el maoísta Partido Comunista Revolucionario aporta en la misma dirección. El PCR tiene desde hace años un trabajo bien desarrollado dentro de la Federación Agraria, donde según su primer secretario, Otto Vargas, son “la principal fuerza opositora” a la conducción de Eduardo Buzzi. Sus referentes son el energúmeno de Gualeguaychú, Alfredo De Angelis, y el autoconvocado Juan Echeverría. Para los chinos, como los llaman las fuerzas rivales de la paleoizquierda, lo ocurrido es una “rebelión agraria” y una “pueblada”. Sostienen que la quema de pastizales fue una provocación de un gobierno muy debilitado y postula “trabajar por un paro nacional activo obrero, campesino y popular”. Elegido por sus colegas para informar sobre la decisión de continuar con medidas de presión, el propio Buzzi anunció que en algunos puntos del país, que no identificó, habría cortes. Para apostar a Gualeguaychú o aledaños no hace falta una gran perspicacia. Y una vez en marcha “la pueblada”, ¿quién puede predecir lo que ocurrirá en el resto del país?

El ultimátum

Las cámaras patronales y los actores ocultos que las impulsan cuestionan la autonomía del gobierno nacional para disponer medidas que no sólo interesan a un sector sino al conjunto de la sociedad, es decir aquello para lo cual fue elegido hace apenas seis meses. Ni siquiera puede decirse que esas medidas hayan sido sorpresivas, ya que van en la línea de los anuncios electorales de la candidata que resultó electa (“me gustaría vivir en un país en el que la industria subsidiara al agro, como ocurre en Estados Unidos o en Europa. Pero la historia no la inventé yo”, dijo).

El Poder Ejecutivo no está dispuesto a conceder nada bajo ultimátum, como dijo la presidenta CFK en el discurso objetado de la Casa Rosada y en el encomiado de Parque Norte: no se sometería a ninguna forma de extorsión, no por orgullo sino por responsabilidad institucional. Una de las primeras observaciones que recibió el esquema propuesto por el ex ministro Martín Lousteau fue que la escala progresiva de retenciones por encima de cierto precio de la soja en el mercado mundial equivalía a establecer un precio fijo. Esto suprimiría el mercado de futuros, un mecanismo de apuestas en el que se pactan transacciones para una fecha posterior, con un precio que cada parte estima con varios meses de antelación; el que más se aproxima a la realidad gana, el que se equivoca pierde. Lo que no se cuenta es que la movilidad ideada por Lousteau fue la alternativa a otra propuesta, de la Secretaría de Comercio Interior, que contemplaba mantener el esquema de retenciones fijas, pero elevar la alícuota al 65 por ciento. Ante las primeras reaccciones, Lousteau se manifestó dispuesto a corregir lo que consideraba apenas como un error menor en la aplicación de una medida bien pensada. Pero ni la presidenta ni el nuevo jefe justicialista, el ex presidente Néstor Kirchner, aceptaron esa retractación mientras durara el desafío de las cámaras rústicas. La riña desescaló un paso cuando el gobierno anunció que pagaría compensaciones a los productores más pequeños y/o distantes del puerto de Rosario y los empresarios acordaron integrar una mesa de diálogo en busca de coincidencias de fondo sobre la política agropecuaria. Dentro del gobierno hay diversas posiciones, desde quienes consideran este método idóneo para desgastar al beligerante bando adversario con vistas a un enfrentamiento decisivo hasta quienes lo entienden como el camino más corto hacia una solución permanente y de fondo, pasando por aquellos que dudan de la sagacidad de abrir a debate en una mesa superpoblada el conjunto de la política sectorial. No obstante, todos coinciden en una evaluación doble: los aspectos económicos son más simples que el manejo de la dimensión política que cobró el problema.

Genética kirchnerista

La voluntad de no ceder a la acción directa ni por la amenaza de la fuerza es un rasgo genético del kirchnerismo. Pero también incluye la decisión de enfrentar el reto con medios políticos y sin recurrir a la represión. Todas las figuras relevantes del gobierno coinciden en ambos aspectos. La incomprensión del valor de esta actitud por parte de las clases medias intelectuales se expresó en el artículo en La Nación de la directora de Ciencias Políticas de la Universidad Di Tella, Ana María Mustapic, quien fustigó “la debilidad del Gobierno para recurrir al uso legítimo de la coerción”. Cuando se trata de una disputa con un sector de fuerte poder económico la negativa a retroceder bajo amenazas constituye una novedad absoluta en los 25 años de gobiernos civiles posteriores a la última dictadura. Tal vez no sea demasiado decir, pero difiere de todo lo conocido en este gris cuarto de siglo. Raúl Alfonsín los toreaba desde la tribuna, pero concedía casi todo lo que le pedían. Carlos Menem, Fernando De la Rúa y el senador Eduardo Duhalde gobernaron para ellos. No menos novedosa es la decisión de abstenerse del uso de la fuerza policial: Alfonsín ordenó arrestos sin declaración del estado de sitio y tanto De la Rúa como Duhalde ensangrentaron al país con sus órdenes de represión a manifestantes, de otros sectores de la sociedad que los que ahora retan a CFK. Hace dos años, el joven policía Jorge Sayago fue asesinado en forma alevosa en Santa Cruz: le dispararon un tiro, le partieron la cabeza con un fierro y lo apuñalaron por la espalda. El presidente Kirchner recriminó al gobernador Sergio Acevedo no haber enfrentado la rebelión de los trabajadores petroleros con movilización de militantes y sin represión policial, tal como él había hecho durante su gobierno provincial. El episodio de mayor trascendencia nacional en ese sentido ocurrió en 2002, cuando el entonces gobernador Kirchner instó a sus partidarios a no dejarse correr por los cacerolos que en los días anteriores habían rodeado la Legislatura en Río Gallegos: “En las urnas, durante treinta elecciones sacaron el cinco por ciento de los votos”, dijo. Días después militantes del Frente para la Victoria de Kirchner y funcionarios de su gobierno cumplieron con la sugerencia y blandieron palos y cadenas ante los cacerolos conducidos por la paleoizquierda patagónica. Esta lectura de la política y de las fuerzas sociales movilizadas se hizo evidente también en el conflicto provincial con los docentes en 2007. El paro fue conducido por un gremio que durante muchos años estuvo en manos del Partido Obrero hasta que lo desplazó la UCR, dos típicas fuerzas representantes de las clases medias. Kirchner se opuso a cualquier concesión mientras se mantuviera la medida de fuerza y esto produjo la cesantía de una funcionaria provincial que anunció un acuerdo razonable. Cuando la reivindicación social se convirtió en una protesta política contra el estilo de conducción kirchnerista, a la que se sumó la Iglesia Católica, fue preciso forzar la renuncia del anodino gobernador Carlos Sancho, su reemplazo por el sindicalista Daniel Peralta y la aceptación de un aumento salarial que hubiera sido menor de haberse llegado al acuerdo temprano al que los huelguistas estuvieron dispuestos. Debido a la duración y la intensidad del enfrentamiento, que incluyó un atropello del ex ministro Daniel Varizat a manifestantes y un hostigamiento con golpes a la ministra Alicia Kirchner, distintas fuerzas, desde tránsfugas del kirchnerismo hasta el radicalismo de Río Gallegos, algunos sindicatos, la Iglesia Católica y la paleoizquierda creyeron que habían mellado el sustento oficial en Santa Cruz, la provincia que mayor atención mereció de los grandes medios ese año.

Efectos políticos

No obstante, CFK fue electa con el 67,9 por ciento de los votos de Santa Cruz (contra 17,6 de Elisa Carrió) y el gobernador Daniel Peralta reelecto con el 58 por ciento. Las distintas fuerzas de la izquierda sumaron apenas 2277 votos, correspondientes a las dos mil doscientos setenta y siete personas más vocales del país. El kirchnerismo sólo perdió, por escaso margen, en la capital, Río Gallegos.

Este resultado, como los de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Mar del Plata, Bahía Blanca, Vicente López y San Isidro, hizo decir a Carrió que el gobierno de CFK nacía con una legitimidad segmentada. Esa es la línea de acción que desde entonces ha seguido la derecha política. La propia Carrió dijo que las retenciones eran “confiscatorias” y que el gobierno no entiende “al campo” y sólo lo usa como “caja política”. Agregó que “la supuesta oligarquía agropecuaria” sería sólo “un mito, una mentira propagandística” e instó a “dejar en paz al campo” y “no entrometerse en los mercados”. El balance para el gobierno arrojaba un saldo muy favorable. La polarización social lo desfavorecía en esos centros urbanos, pero lo compensaba con el apoyo que recibía en el resto del país. De hecho, CFK duplicó la votación de la segunda fuerza, la Coalición Cívica Libertadora, e incluso la superó por un porcentaje superior al nacional en las zonas que según Carrió fueron perjudicadas por “desastrosas” y “funestas” medidas del gobierno, “groseros” errores, “miope y cortoplacista” modelo. El encono del enfrentamiento de los últimos meses, con la participación activa de algunos medios de comunicación que antes habían actuado con mayor circunspección, habilita a suponer que el apoyo al gobierno puede haber sufrido alguna erosión en esas zonas. Aun así, el escaso atractivo de las propuestas opositoras sigue sin convertirlas en una alternativa de poder.

jueves, 24 de abril de 2008

"Dios es peronista"

El intendente de Ezeiza, Alejandro Granados, aseguró que desde que el ex astro del fútbol Diego Armando Maradona vive en su distrito, "lo hicimos" hincha del club Tristán Suárez y hasta "lo afiliamos" al Partido Justicialista (PJ) local. "Le vamos a llevar el carnet a la casa", confirmó el mandatario comunal.

Por otra parte, el jefe comunal se refirió al acto que el ex presidente brindará esta tarde en esa localidad, para inaugurar una sede del PJ. "Queremos un discurso bien peronista", aseguró el intendente de ese partido bonaerense, Alejandro Granados, quien será el segundo orador del encuentro en el que se inaugurará la Casa del Partido Justicialista regional.

El ex presidente Néstor Kirchner encabezará esta tarde, en Ezeiza, su primer acto como titular del PJ y son crecientes las expectativas sobre los lineamientos de su discurso.